viernes, julio 24, 2009

La Celda

Entraron entre las cuatro paredes bastante estrechas, la sala era pobre, simple, de un lado, la cama vazia con una sabana gasatada, ya amarilla de los años y de los alivios que por ella pasaron. Del otro lado, en la pared de ladrillo gris, estampillas cristianas e imagenes de jesus se mezclaban con fotos de mujeres desnudas en posiciones eroticas, pegado a la pared, un ecritorio de madera con libros de filosofia, Kant, San Agustin y otras figuras de renombre. El hombre mas alto, ya de edad, calvo y con anteojos, saco su mano del bolsillo revestida por una pequeña capa de latex y rebusco entre los cajones del escritorio, saco otra estampilla de una santa y cuatro cartas, escritas en un papel de mala calidad, pero bien selladas. La unica mujer del grupo temblaba y agarraba tremulamente una camara fotografica, empezo a sacar fotos, cada pared, cada pormenor, era fotografiado. Los otros dos estaban agachados, lo miraban con asquerosidad, era realmente repugnante, al que parecia ser el mas joven del grupo se le tiño la piel de verde y abandono el recinto. Las cartas tenian varios errores ortograficos y la letra parecia la de un niño. Fue entonces que el señor calvo y de anteojos miro para la ultima pared, la mancha de sangre que ensuciaba los ladrillos grises delataba un violento asesinato, perante los ojos de vuestro omnisicente narrador, nadie lo creeria. El cuerpo, curvado en el piso, tenia los ojos abiertos, era un treinteañero toxicodependiente, con los brazos picados y una expresion triste. Habia sangre, sangre por todos lados.

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